Grip Face. «Utopía del Lodo, Sashimi de Bruma»

La instalación está formada por doce esculturas suspendidas – máscaras sujetas por cuerdas de espinas – dispuestas siguiendo la forma del símbolo de la Unión Europea. Esta configuración no es casual: cuestiona la identidad pacifista del continente europeo y su papel ambiguo ante los conflictos armados. Las máscaras, figuras fragmentadas y de carácter ambiguo, evocan presencias silenciosas y espectrales que pueden ser leídas tanto como avatares de resistencia como amuletos protectores.

Grip Face se inspira en noticias de bombardeos en parques infantiles en lugares como Gaza o Ucrania, y utiliza el columpio como elemento simbólico para subrayar la fragilidad de la infancia en tiempos de guerra. Estos columpios, inmóviles y colgados de espinas, convierten el espacio en un escenario inquietante, donde la teatralidad se convierte en metáfora del campo de batalla y donde la quietud comunica una tensión latente.

Con esta propuesta site-specific, el artista transforma el Espai Cúbic en una instalación que invita a una contemplación pausada y crítica sobre la identidad europea, la memoria colectiva y la fragilidad de la paz contemporánea.

Biografia de Grip Face

David Oliver, el enigma detrás de Grip Face, es un artista que transita entre lo visible y lo oculto, entre lo íntimo y lo compartido.

Desde los márgenes de lo cotidiano, ha aprendido a percibir lo esencial: aquello que no se revela a simple vista.

Eligió permanecer en la sombra durante años, no por timidez, sino como acto de resistencia frente a la sobreexposición. Su alter ego —Cara de Lija— es al mismo tiempo máscara y refugio, escudo y espejo, desde donde emerge una obra profundamente simbólica. En sus creaciones se repiten cuatro signos como mantras: el espejo que refleja sin reconocer, el cabello que custodia la memoria, la máscara que protege del ruido del mundo, y el disfraz que libera los deseos más oscuros.

Su obra es líquida y mutable, como un cuerpo que se adapta a cada espacio. Con precisión casi quirúrgica y una sensibilidad cargada de capas, Grip Face construye universos donde lo analógico y lo digital, lo figurativo y lo abstracto, conviven en una armonía tensa y fecunda. Cada trazo es una búsqueda; cada intervención, un acto de supervivencia.

Ha llevado su trabajo a rincones diversos del mundo —de Viena a Seúl, de Madrid a México—, cruzando fronteras físicas y simbólicas. Recientemente ha expuesto en el Museo Parco de Tokio y en la galería Yiri Arts de Taipéi, y actualmente trabaja en su tercer libro junto a la editorial Stolen Books. Como artista y comisario, David Oliver concibe la creación como un viaje sin fin, donde lo esencial no es alcanzar una meta, sino habitar con honestidad el presente, por incierto que sea.