Edificio Moneo
El edificio Moneo, sede actual de la Miró Mallorca Fundació se inauguró en 1992. Proyectado por el arquitecto Rafael Moneo es el resultado de la donación de Pilar Juncosa, viuda de Miró, a la ciudad de Palma.
-
Espacio de exposición
- Espai Estrella
- Espai Cúbic
- Espai Zero
-
Fechas
- 24 junio 2017 — 28 enero 2018
-
Inauguración
- 23 junio 2017
- 19:00
Miró nunca visto
"Miró nunca visto" conmemora el 25º aniversario de la apertura al público de la Fundació Miró Mallorca. Una selección de obras nunca expuestas en la institución, algunas inéditas e incluso sin catalogar, que se muestran ahora bajo una perspectiva insólita.
La exposición parte de una sencilla idea: recuperar la fuerza transgresora de obras poco conocidas que salieron de los talleres de Mallorca y no habían vuelto. Las 95 obras que aquí se muestran se crearon en el Taller Sert y Son Boter entre los años 60 y 70, pasando después a manos de amigos, instituciones reputadas y coleccionistas privados, dispersándose por diferentes lugares. “Miró nunca visto” consigue reunir estas piezas únicas en el lugar donde fueron concebidas, el territorio de la fundación que Miró hizo posible, en un camino de ida y vuelta que celebra el regalo del artista a la ciudad.
Un Miró salvaje y contestatario convive con otro reflexivo y abstraído
“Miró nunca visto” reivindica el artista inconformista a quien todavía le queda mucho por decir, que pone en entredicho su propia obra y mira hacia adelante, hacia todo lo que queda por hacer. Nos muestra una obra singular de la última etapa de su trayectoria, que nos descubre al auténtico Miró.
Será en Mallorca donde Miró encuentre el silencio y la calma que le permitan alejarse del reclamo internacional y dedicarse de lleno a su producción artística. A una edad avanzada, más vital y libre que nunca, consigue dar rienda suelta a una renovada actitud plástica e inesperados retos artísticos. Un Miró salvaje y contestatario convive con otro reflexivo y ensimismado; el gesto y el instinto ante la orden y la medida; la cordura y el arrebato.
El periodo que cubre esta muestra coincide con dos grandes exposiciones retrospectivas: una, que tuvo lugar en el Antic Hospital de la Santa Creu de Barcelona (noviembre de 1968-enero de 1969) y, la otra, en el Grand Palais de París (17 de mayo-13 de octubre de 1974), acontecimiento que marcaría un momento de revisión y replanteamiento para Miró, y que desencadenaría uno de sus periodos más fructíferos, condicionando el resto de su trayectoria creativa y la producción acelerada de sus últimos años, que conforma precisamente los fondos de la Miró Mallorca Fundació.
También en las mismas fechas, Miró celebró su primera exposición individual en Palma, concretamente en la Sala Pelaires en octubre de 1970. Prácticamente desconocido para el gran público, Miró pasaría de ser “el marido de Pilar” a convertirse en un artista tan reconocido en su tierra como fuera de sus fronteras.
La reinterpretación de Miró
Una imagen de Joan Miró en Son Boter da la bienvenida a la exposición “Miró nunca visto”. El artista aparece sentado sobre una caja de embalaje, en su estudio, rodeado de obras en curso, acoplamientos y objetos que un día se convertirán en esculturas. Se trata de un instante congelado en la producción mironiana.
La intervención sobre una obra ya existente, propia o de otros autores, es representativa de la década de los años 60 y 70, en que Miró se cuestiona a si mismo e inicia un proceso de auto-renovación artística.
El punto de partida de esta obra es una fotografía de Josep Planas Montanyà, amigo de Miró y testigo de su entorno, tomada en una visita a Son Boter el 1966. Miró la eligió en una visita al estudio de Planas y le encargó revelar una ampliación sobre lienzo fotográfico, apropiándose de la imagen como fondo de su propia figuración.
“Miró nunca visto” contiene otro ejemplo de este tipo de intervención, trabajando una vez más con una imagen reinterpretada en Ballet romantique, de 1974. En esta obra Miró se apropia una imagen preexistente y la reelabora, igual que había hecho con la fotografía de Josep Planas Montanyà que abre la muestra.
Miró replantea la autoría artística a la vez que, paradójicamente, crea una obra completamente suya. Tal como explica Jacques Dupin, los signos de su lenguaje agreden a la vez que respetan un soporte ya habitado; no borra las imágenes anteriores, sino que las reactiva en una mezcla de respeto y revisión.
Ballet romantique se expone aquí por primera vez con una pintura idéntica a la que le sirvió de base, en un estado anterior a la intervención de Joan Miró. Conocemos ahora la identidad del autor, Gascuña, que había permanecido al anonimato por haber quedar tapada la firma por los trazos del artista.
El proceso creativo más experimental
A partir de los años 60, la pintura de Miró se vuelve más gestual y directa, se deja llevar por el accidente y el azar, y recurre a todo tipo de soportes y materias: pinta encima pieles de vaca, láminas de corcho, embalajes de plástico. Un ejemplo que ilustra este hecho es la pintura sobre lona expuesta en el Espacio Cúbic, procedente de la Fundación Joan Miró de Barcelona.
Como soporte de esta pieza, Miró elige una lona de considerables dimensiones que tenía en su estudio y que reutiliza para pintar. La trabaja en el suelo, sin montar en un bastidor, tal como revelan las fotografías del Taller Sert. A diferencia de otras obras, precedidas por una larga reflexión y dibujos preparatorios, en esta ocasión el artista aborda directamente la tela y se implica con todo el cuerpo, llegando a pisarla y a dejar las marcas del alicatado.
El tratamiento austero a base de grandes trazos y simples grafismos deja a cuerpo descubierto la auténtica naturaleza de la lona, su trama severa y su textura tosca y opaca, calidades que lo habían atraído desde el principio y lo habían incitado a intervenir.
"El proyecto de Pelaires busca despertar a toda esta gente”, Joan Miró (1969)
Miró en Mallorca
“Miró nunca visto” reúne obras y material documental que ilustra la relación de Miró con la Sala Pelaires. Destaca el dibujo realizado en la primera página del libro de honor de Pelaires, para la inauguración en Palma el agosto de 1969 de la exposición colectiva en la cual se incluyen obras de Miró, Picasso y Tàpies. Joan Miró, poco dado a prodigarse en público, acudiría a la galería al poco de la inauguración para interesarse por un proyecto que, en sus propias palabras, buscaba “despertar toda esa gente”.
La primera exposición individual de Joan Miró en Pelaires tendrá lugar en 1970, a la cual seguirán “Homenaje a Joan Prats”, el 1972, y “Serie Mallorca”, el 1973, de las cuales se incluyen aquí la invitación, el catálogo y la maqueta de la cubierta de este. La Sala Pelaires se convertirá en el epicentro del arte contemporáneo en Palma, un lugar de encuentro y un puente hacia la modernidad, gracias a la intervención del mismo Miró, el cual decide que sea aquí donde expongan él y “sus amigos”: nombres de la talla de Alexander Caldero o Josep Llorens Artigas. Pero el cambio no sólo tenía que afectar la percepción del artista en la isla, sino que, cómo hemos visto, su propia obra estaba a punto de sufrir una gran convulsión.
Los trípticos “nunca vistos” juntos
En el Espacio Estrella destacan dos trípticos de grandes dimensiones, expuestos juntos por primera vez en España: las tres obras del Reina Sofía Pintura I, Pintura II y Pintura III del 1973, que sólo se habían expuesto juntas en Frankfurt y Zurich el 2015-2016. Y también las tres grandes telas de la Fundació Joan Miró de Barcelona Femme devant le soleil I, Femme devant la lune II, Femme devant l’étoile-filante III, del 1974, que desde la retrospectiva de Grand Palais, realizada el año1974, no habían vuelto a exponerse juntas.
Joan Miró recoge el pasado inmediato de sus recientes viajes a Japón el 1966 y el 1969. Destaca la simplicidad del ejercicio del trazo, la intención del cual era llegar a la máxima intensidad con el mínimo de medios. Un ejercicio de introspección y diálogo interior que se puede ver claramente en las Pinturas.
En cuanto al tríptico proveniente de la Fundació Miró de Barcelona, se reconocen a primera vista el sol, la luna y la estrella de cinco puntas. Sin embargo, estos iconos mironianos aparecerían tarde en el proceso de ejecución de estas obras, apenas esbozados en las fotografías del taller de Son Boter, dialogando y creando espacio entre ellas. No son pues los signos los que construyen y delimitan el cuadro, sino las figuras y espacios en negro, a la vez retrato y paisaje, evocando los horizontes del primer maestro de Miró, Modest Urgell, del que también heredaría el círculo rojo, la luna y la estrella.
El orientalismo se palpa en el dominio del negro, la evocación caligráfica y el vacío, muy presentes en su producción de los años 70, y el acento del ojo con el cual el personaje revela su presencia. El negro irá invadiendo progresivamente el cuadro hasta cubrir casi toda su superficie y relegar a un segundo plano el blanco del fondo y el juego de los símbolos.
Los lienzos invertidos
Dos de las obras más destacadas de la colección de la Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca se exponen ahora como nunca antes, resultado de una rigurosa investigación sobre el proceso creativo de Miró y la documentación visual correspondiente a la evolución de los dos grandes lienzos en el Taller Sert.
Estos dos lienzos son las obras de mayores dimensiones de la colección, que se exponen aquí por primera vez en posición invertida. El formato es el mismo que el del gran tríptico Bleu I, Bleu II y Bleu III pintado en 1961 en el Taller Sert. Es muy probable que las dos obras hubieran sido concebidas como díptico. Miró las prepara, las coloca y las trabaja a la vez, utilizando los mismos colores. Incluso repite un elemento (el trazo azul en espiral) y lo sitúa en el mismo lugar en cada lienzo.
El diálogo entre una y otra es evidente. El mismo Miró describe su inquietud cuando percibe que algo no funciona. En el transcurso de esta búsqueda, Miró había clavado un interrogante en la tela. El malestar físico que le producía aquel interrogante se vería calmado una vez que Miró girara las obras tal como las vemos aquí expuestas.
Los dos lienzos así invertidos representan la colección misma de la Fundació Miró Mallorca: un instante congelado del proceso creativo mironiano, un corte transversal en su pensamiento. Sintetizan, además, el espíritu de los talleres del artista, que han quedado suspendidos en el tiempo en el momento de incertidumbre en que la obra todavía está emergente.
Miró Round Trip, el catálogo
El catálogo que acompaña la muestra, que trae por título Miró Round Trip en referencia al viaje de ida y vuelta de las obras salidas de los talleres, ha sido concebido para funcionar de manera autónoma a la propia exposición. Incluye textos de Joan Punyet Miró y Francisco Copado Carralero, así como un ensayo sobre la producción de Miró en los años 70, a cargo del reconocido investigador Robert Lubar Messeri, así como una inusual mirada a los materiales y técnicas utilizados por el artista a través del detallado análisis realizado por Enric Juncosa Darder, restaurador de la Miró Mallorca Fundació.
Making-off de la exposición «Miró nunca visto»
Making-off creativo e inédito del montaje de la exposición. Una reflexión sobre el arte y su manera de explicarlo y mostrarlo en su expresión más íntima y desconocida. Una mirada al alma de la Fundación, en su día a día y en las pequeñas grandes cosas que no se ven pero están ahí y dan forma a una de las exposiciones más esperadas del año.
El viaje de ida y vuelta, de muchas de las obras que el gran genio del s. XX creó en sus talleres de Mallorca y que décadas más tarde, vuelven para ser expuestas por primera vez en la Fundación.