Fallece Miquel Servera Blanes, primer director de la Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca
Miquel Servera (Son Servera, 1937 - Son Servera, 2022) abogado, galerista, promotor cultural y empresario, manifestó siempre una sensibilidad especial hacia la creatividad, la belleza, la expresión artística… Una estrecha relación con el mundo del arte que lo acompañaría en toda su trayectoria vital.
Este vínculo empezó en Barcelona cuando se trasladó a estudiar. La capital catalana le posibilitó tejer una red de amistades y relaciones que le nutrieron de conocimiento y le posicionaron en la primera línea de la vanguardia artística. De aquel tiempo nació la amistad con el ceramista Llorenç Artigues quién, a la vez, colaboraba con Joan Miró y reunía en su casa a artistas e intelectuales.
Una manera de vivir y ver el arte que, probablemente, fueron decisorios en la creación de Sa Pleta Freda (Son Servera, 1976), una galería de arte que fundó junto con el arquitecto Antoni Esteva Servera. Los dos han trabajado conjuntamente durante estos años para mantener una apuesta arriesgada, impulsar nuevos talentos y acoger artistas consagrados. El listado es largo: desde Artigas y Miró, a Frederic Amat, Barceló, Guinovart, Chillida, Saura, Mompó, Damià Jaume, Ribera Bagur…
Un bagaje cultural y de relaciones que, seguramente, hicieron que la familia Miró pidiera a Miquel Servera que fuera el primer director de la Fundación Pilar i Joan Miró de Palma. Fue durante su dirección cuando se concretó la intervención arquitectónica de Rafael Moneo que completaría el conjunto de edificios que conocemos en la actualidad. Otra muestra más de la visión de Miquel Servera: la obra de un artista universal, Joan Miró, tenía que ser acogida en un edificio de otro artista reconocido como es el prestigioso arquitecto navarro.
La relación con Miró no acabó aquí, ya que Servera también fue el comisario de la exposición “Festejamos Miró”, que conmemoraba el centenario del nacimiento del pintor en el Centro Santa Mònica de Barcelona. Miquel Servera llenó la rampa, la entrada y las aceras de murta que había hecho traer desde Mallorca. Quería acompañar la exposición de su perfume, su aroma tan intenso. No era un detalle más, era la expresión de una sensibilidad hacia la belleza, hacia las raíces y que acompañarían a Miquel Servera para siempre.